I. LAS RECETAS DE JOAQUÍN
Joaquín siempre ha organizado, dirigido y participado en seminarios de lectura muy comprometidos, no solamente con el trabajo intelectual, sino también con la amistad y el cuidado entre los miembros que se reúnen en una casa para tal ocasión. Así pues, en días de seminario, es costumbre que, después de las largas y agotadoras sesiones de lucha con Hegel, con Aristóteles, con Gramsci, con Heidegger, se retiren los libros y los lápices de la mesa, y se cambien por manteles, copas y platos hondos, bien hondos; entonces Joaquín enciende el fuego de la cocina para dar el último calor a la olla, y se llena la casa de un olor que, por si solo, repone las fuerzas y el alma.
Cada comida es una de las recetas de Joaquín, elegida en praxis democrática por los comensales: "Qué querréis para para el próximo día, amigos? Podría volver a hacer sorropotún", "Hace días que no comemos tus alubias con almejas, o con confit de pato", "Y si hacemos cuscús?", "Como queráis! O arroz negro, que ya veréis que no da nada de trabajo", "Joaquín, amigos, yo tengo mucha gana de callos...", "Pues de acuerdo!", "Adjudicado!", "No se hable más!".
Estas recetas están recogidas con el ánimo de que todo el mundo las pueda cocinar; para que quien -como yo- no hubiere guisado nunca, pudiere aprender de un gran, buen y generoso cocinero.
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