Nota sobre la personalidad de Manuel Sacristán (2024)

Nota sobre la personalidad de Manuel Sacristán

Joaquín Miras


En esta publicación reproducimos un intercambio abierto de correo electrónico, en el grupo de socios de espaiMarx, entre Salvador López Arnal y Joaquín Miras, a raíz de tres neologismos de Manuel Sacristán.


    1. De Salvador para socios de espaiMarx (30.VIII.2024)

Por si os hiciera gracia: he detectado tres neologismos del maesto [Manuel Sacristán] (uno hizo fortuna): letratenientes, tontiastuto, cultiprofundo.

Salvador


    2. Respuesta de Joaquín (31.VIII.2024)

Creo que me quedo el surtido entero: para uso. 
Hay en ellos mucha ironía. Y eso va en la raíz de la personalidad, aunque no se lo permitiese.


    3. Respuesta de Salvador (31.VIII.2024)

Joaquín, por favor, desarrolla esto que dices: "Y eso va en la raíz de la personalidad, aunque no se lo permitiese".
Y si me permites: ironía y, con perdón, rabia, "mala leche".

Salvador


    4. Respuesta de Joaquín (31.VIII.2024)

Una personalidad que posee la capacidad de dar en el blanco con ironías, y con sarcasmos, es una personalidad capacitada para ello caracterialmente. La ironía y el sarcasmo parten de un nivel de desdoblamiento y generación de autoconsciencia sobre uno mismo, ese es el punto de partida. De no ser así, la crítica a los demás es la de la ira divina, la arremetida de tribunal de Santa Inquisición que no se sabe y no se siente "de parte de" y la culpa es ajena, porque hay mucho maldito por el mundo. Esa no es la característica de una persona autoconsciente, muy lúcida y además de una inteligencia desbordante. Tengo consciencia de haber conocido a un genio intelectual: Sacristán. No toda persona inteligente se desdobla de si misma y se autoconoce críticamente, pocos. Pero de esa inteligencia autoconsciente desde ahí, sale el sarcasmo, que es sobre "lo propio desdoblado". Nunca me pareció Sacrtistán tan fieramente autocrítico contra sí mismo, tan despiadado contra sí mismo, con claridad de lo que dice, que cuando dice que el intelectual cree que nunca va a morir. El Sacristán de su última época, el de las últimas conferencias, posee un estilo lingüístico distinto: hablo ya de la otra cosa. La tersura fleje de su anterior estilo, desde luego claro, pero Sacristán siempre escribió claro, también el último, tiene mucho que ver con una situación política -su causa, el sentido de su vida- muy compleja, que le genera exasperación. Su estilo nada tiene que ver con Ortega, que era baboso, y de boudoir de señoras, si bien tenía muy buen castellano y escribía muy buenos artículos de periódico. La tensión lúcida desgarrada -lucidez que produce desgarro interior y exasperación, porque a cada paso que se da en la inteligibilidad de la cosa, más claro se ve que "anduve caminos malos", o sea equivocación- es la que lleva a generar en esos casos, más sarcasmos, contra uno mismo en primer lugar. Sin autocomplacencias de canónigo, tan habituales en tantos políticos e intelectuales. Bueno, que me estoy yendo: la reconciliación de Sacristán consigo mismo, en sus últimos escritos genera un estilo relajado, sereno, no por ello menos preciso, con su punta de provocación, de la que avisa: "si ustedes me permiten la provocación, se trata de una conversión". En fin, espero haber aclarado algo. No creo que tuviera mala leche, sí momentos de cólera por saturación, cuando se le impide tomar la palabra -Sartorius, para contestarle, en un acto, pidiendo a la mesa, en trilla de papel, ser el que hablara el último, como resume de asamblea... Sacristán estalla...-. La mala leche es ser el funcionario de la inquisición, que va a por uno, Sacristán nunca fue "a por nadie". Eso, esa magnanimidad de ánimo, es también inherente a Sacristán... Lo dejo, que me estoy yendo...


    5. Respuesta de Salvador (31.VIII.2024)

Tienes razón, Joaquín. Cólera, indignación, no mala leche.

Salvador

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