Memoria del franquismo, memoria de la transición (2006)

Memoria del franquismo, memoria de la transición

Joaquín Miras [*]




Estamos en un periodo en el que se recupera la memoria de lo ocurrido en la guerra civil.

Sin embargo para explicar el presente es preciso recuperar la memoria de la transición. De la larga transición que comienza con el abandono del régimen franquista por parte de los sectores sociales franquistas más modernos y con más futuro, al sentir, como un lastre el régimen, y a la cabeza de los mismos, la intelectualidad franquista.

Salir de esa falsificación de espejos y espejismos que consiste en una épica según la cual, frente a un régimen que poseía el poder hasta la muerte del dictador, una multitud de antifranquistas demócratas lograron imponer “a duras penas” dada la fuerza del régimen, una democracia, cuyo resultado sería el de la correlación entre el poder del régimen, político, económico, social, y el del movimiento antifranquista democrático. En última instancia, sería la debilidad moral de la dirección del movimiento la que explicaría renuncios, etc. 

No trato de justificar los renuncios de la izquierda, a comenzar por el peculiar análisis ad hoc que se creó de la situación para justificar sus enjuagues y poder pactar y pastelear. Un análisis en última instancia suicida y que es el que todavía se sostiene hoy, pues conviene a todas las fuerzas que se han amorrado al nuevo régimen y sus comederos.

Pretendo sin embargo, en primer lugar, ayudar a romper ese análisis oficial y propongo la tesis de que el franquismo ya había hecho su transición en la sociedad civil, que una nueva sociedad civil, al margen del franquismo, surgida de este, estaba ya organizada y asentada. Dominaba, esto es, era el verdadero poder en el mundo económico, la instituciones civiles, gran parte de las universidades, los medios de opinión, etc. 

Villar Palasí: elemento de transición de un secto a otro: mayor de Zaragoza. 

Gomis, el de los juegos olímpicos, Porciones y su equipo, Maragall y Serra y su proyecto. Badia.

Para ello no voy a tratar de elaborar ya ahora una síntesis; sino que voy voy a intentar explicar una experiencia, un testimonio, que es el mío y que tiene valor de información o fuente documental. Es el testimonio de un dirigente estudiantil del movimiento universitario entre 1974 y 1976 en la Univiersidad Autónoma de Bellaterra, entonces llamada “la autónoma”. Probablemente, entre la tesis y la documentación empírica haya un desfase de tamaño, que solo se puede resolver si más gentes cuentan sus expereincias.

Problema de fechas: elecciones en el 75-76 ¿sí? O en el 74-75

Delegado del departamento de hispánicas y delegado al la junta de facultad.

Decano: Molas. Se suponía que eran los demcócratas 

Quién los había puesto: Villar Palasí, Federico Udina, primer decano de letras desde la fundación de la facultad. Hermano del Udina del archivo de la corona de Aragón.

La evolución de los franquistas y de la intelectualidad. El mundo económico.

Antifranquistas por modernización.

"Querido Salvador: te contesto desde tu propio mensaje para tener delante las preguntas que planteas, y, de poder hacerlo, responderlas todas. Muchas gracias por la valoración que haces de mi nota. La verdad es que el estudio de estos autores que tratan la filosofía como sabiduría de vida me hace reencontrarme con la memoria de la experiencia fortísima e inesperada que me produjo el conocimiento de Giulia; la que me produjo Sacristán luego, ya la tenía prevista, aproximadamente, y por "semejanza" y, aunque fue igualmente enorme, me tomó menos desprevenido. "Anagnórisis" de cincuentón podemos llamarle a esto. Y paso a responderte. En cuanto a Noi. Ellos -Giulia y Sacristán- ya tenían en bastante mal concepto a "Paco" Noi antes de que "diese el salto a la gloria"; pensaban que era un individuo ambicioso y que no se sabía hacia dónde iba. De hecho, ya sabían que era un cacique de la autónoma turbio y corrupto. Pero el asunto definitivo fue ese, el de LV y a partir de ahí rompieron toda relación y no se volvieron a tratar. Manuel Sacristán le colgó el teléfono. Recuerdo vagamente el resumen que me hizo Giulia de los "argumentos" del sujeto en cuestión -había sido profesor de la autónoma, e iba a las reuniones de junta de facultad (yo era delegado) llevando al lado a Montse Cots, entonces una meritoria de muy buen ver, a la que seguro le daba múltiples usos (espera a leer lo que sigue antes de juzgar mi opinión), entre otros, el que le acompañara a la junta de Facultad (ella no era miembro de la junta) para llevarle la cesta de mimbre en la que estaba la comida (te lo juro) de él, esquisiteces, "friandisses", una botella de vino de mucha marca, etc., y él, se ponía una servilleta blanca al cuello y ella le iba dando los platitos de comer, y picaba de paso, todo ello en mitad de la junta de Facultad, ante todos, y haciendo aspavientos de "connaisseur" de los buenos alimentos, del foie que salía a la mesa en la reunión, etc. Esto era bajo la presidencia del insigne Joaquim Molas, "degà"; todo pura democracia (primavera de 1976), eran los viejos jerarcas del régimen, con sus prebendas, y su mofa a la democracia (esa, por ejemplo), que nos tomaban el pelo a los delegados estudiantiles. Mainer guardaba silencio. Recuerdo eso con agradecimiento, pero a toro pasado, creo que él y otros debieran haber arremetido contra ellos. Pero eran el poder. El movimiento estudiantil había sido liquidado por la larga huelga y además el P. pactaba con aquella gente, "por arriba", porque "eran demócratas". Yo le había contado a Giulia en su momento todo esto (el astro rey era Noi; Rico, era simplemente histérico y Molas un bujarrón poderoso -de poder real institucional- que arremetía contra los estudiantes riéndose de ellos -y de este servidor, delegado-. Por ello, Giulia me fue teniendo más o menos al tanto de cosillas de Paco Noi. El resumen del argumento de Noi cuando llamó por teléfono a Sacristán es que había hecho méritos en la oposición antifranquista durante años, como para poder aceptar ahora -entonces- la bicoca de LV. Por supuesto su antifranquismo era por "modernidad" en los círculos franceses de B. y con mucha vinculación al franquismo; era amigo de Martín de Riquer (fidedigno), y uno de sus peones, si mal no recuerdo. Por supuesto, que el catalanismo sea una ideología democrátrica es algo que yo nunca he creído: los vi hacer; era el franquismo en catalán y con desprecio a los militares, pero por ser "chusma inculta" y estar en contra del catalán, punto. En aquella época la facultad de Bellaterra tenía una composición social muy determinada y ellos notaban que yo no era de su grupo social (no soy de extracción obrera, pero tampoco de las familias de la coral Sant Jordi), y me trataban con condescendencia y burla a pesar de que yo tenía muy buena fama como estudiante. Me gustaría tener la referencia para buscar el texto de Ovejero que citas. De Gil de Biedma y de Ferrater no sé nada. Yo hablaba de cosas del pasado y así con Giulia; un día que nos veamos, me lo recuerdas y te cuento el resumen -breve y acerado- que me hizo Giulia de la relación de Sacristán con "esos intelectuales" a partir del caso Paniagua. Pero prefiero explicártelo en verbo y carne; no es larga, pero te puede ser útil. No es que no puedas sospecharlo -juicio general- pero es útil. Y desde luego, puedes citar mi otra carta. No te puedo decir nada de los puntos E y F. Y en cuanto al congreso del PSUC; me invitaron varias veces y pensaba asistir en agradecimiento por la invitación, más que por lo que dan de sí los congresos en sí mismos (tiempos muertos, etc.), pero a mi suegro lo operaban de cáncer de colon y sufrió un infarto postoperatorio y una pulmonía; tuve que pedirme dos días de permiso y luego, estar con mis hijos, de guardia (5 y 9 años), mientras Mº Ángeles, mi mujer, estaba en el hospital, que era en cuando salía de trabajar. Así que me quedé con las ganas de conocer al ruso ese que escribió sobre "los comunismos"; las culturas comunistas. A ese me hubiera gustado conocerle, porque sus ideas, que leí gracias a que Joan compró un libro en Francia con ponencias entre las que estaba la suya, son muy acertadas. A Tommaso lo conocí en las jornadas de junio, y es una excelente persona; le sugerí que se ocupara de Sacristán; no sé si tratará de hacerlo como especialista, o dentro de su proyecto de estudio sobre el PSUC. Bueno; me toca ir a freir patatas -cena de niños-. Nos mantenemos en contacto. Un abrazo y pregunta lo que desees."

"Joan: te he rebotado el texto con la respuesta a Salvador López Arnal sobre Paco Noi. Es una historia que forma parte de un conjunto de “historias-experiencias” mías que me cuesta mucho contar, y que, incluso durante años, me ocultaba a mí mismo. Tanto por la sensación de fracaso personal –haber hecho el payaso como delegado del departamento de hispánicas, y como miembro de un movimiento estudiantil en su etapa nada heroica en que se disgrega, de un movimiento estudiantil en una etapa muy trasteada, que fue utilizado (también por nosotros) y fue un hazmerreír-, como por lo que me explicaba la realidad y que, registrarlo, me parecía una traición al marxismo (falta de conocimiento por mi parte). Respecto de lo primero, aún hoy cuando tengo aquellos recuerdos, me parece que es un delirio que me asalta, que es lo que sentía cuando lo veía como testigo: aquello no podía ser. Aquellas gentes que eran mis profesores, universitarios todos y además, que se decían antifranquistas, -contaban a menudo, muchos de ellos, en público, unas historias, siempre de clave nacionalista, en las que se “recordaban” perseguidos por el franquismo, que luego he llegado a poner en duda, así como contaban unas historias de la persecución a la patria por parte de “ellos”, que con los años, me ha recordado las historias de la pasión de Cristo. Persecución, pasión, muerte y resurrección etc., todo tan literario-. Mi padre me había convencido de que los universitarios, es decir, los cuadros más conspicuos de nuestra sociedad tenían que ser los mejores intelectualmente y además, moralmente; por ello, yo los respetaba profundamente, y allí se me caía toda esa leyenda –“socratismo”- y fue duro ver aquello. Pero en cuanto al marxismo: era una angustia sentir que pensaba que aquellos individuos, que estaban contra el franquismo, etc., pues sentir que precisamente ellos eran y poseían el poder. Ellos eran los caciques de la universidad, no el gobernador civil; manejaban los dineros y hacían lo que se les antojaba y lo hacían sin el menor respeto a los organismo democráticos: en ninguna de las reuniones del departamento de hispánicas, en ninguna de las de la junta de Facultad se decidió nada; ni se hablaba de presupuestos, ni de contrataciones, ni de nada de nada (recuerdo habérselo comentado entre estupefacto y escandalizado a una Giulia que sonreía socarrona y cariñosa; por desgracia se murió pronto y antes enfermó pronto y no pudo ayudarme a digerir aquello y a entenderlo). Sólo cuando años depués, pude recuperarme del malestar del recuerdo (que me dura; tardé decenios en volver a pisar la autónoma, desde el día que recogí mi título) pude reelaborar la experiencia y reelaborarla afianzándome en una tesis “toscamente marxista” –el ser social determina la conciencia social- y “toscamente gramsciana” –sociedad civil/trincheras-. Aquellos individuos eran ya el poder, porque el poder está en la sociedad civil. Procedían del franquismo todos ellos; si Sacristán y ellos se conocían era por su raíz común; sin embargo sólo ellos eran lo que le reprochaban a él haber sido franquista –quizá ellos nunca tuvieron carnet de falange, pero eran los vencedores y de los poderosos; mi padre pertenecía también a una familia vencedora, pero la muerte prematura de su padre en el 41 de tuberculosis, cuando no había más que una terrible miseria y el ser segundo de 5 hermanos le impide ir a la Universidad, aunque entró a trabajar a los 17 años, en el banco, lo que era, ciertamente, un privilegio; se debía explicar quién se era; para eso y para acceder a la universidad, por supuesto. Pero en un determinado momento, el franquismo se vuelve a disgregar (lo que tú has trabajado sobre V. Vives, no sabes hasta qué punto me resultó iluminador). Y se constituyeron en un poder nuevo en la sociedad civil. El franquismo no era nada más allá de la policia en aquella época. Ellos eran todo el poder. Habían incluso desdeñado algunos instrumentos “carcas” de poder, que se pensaba que eran inútiles –yo también en la época- y que fueron aprovechados por los rojos (colegios de licenciados; cuando me explicaban que el P. estaba en el colegio de licenciados o en arquitectos, y que tenía influencia de masas desde allí, yo mismo me llevé sorpresa; pensaba que era tan imposible como ejercer influencia de masas desde el “consejo Nacional Del Movimiento”), pero que en cuanto se percataron de ello, recuperaron el control con suma facilidad. El franquismo estaba vacío de poder civil, porque ellos que habían sido el poder civil franquista se habían “marchado”: Porcioles, Maragall, Serra, etc., ya sabes. La banca, etc. Y se habían reestructurado en sociedad civil al margen del Franquismo. Y nosotros por allí, tratando de aliarnos con esa gente, como si fuese posible que conviviese el poder que ellos ya ejercían sobre la sociedad civil y el que tratábamos de crear nosotros. Como si fuese comparable el mundo del 45, con la resistencia antifascista entera bajo influencia comunista y un tejido social, una sociedad civil, la existente no en manos del fascismo, creada por los comunistas, por completo (hubo que inventarse que había resistencia antifascista capitalista para “decorar” el trágala que imponían los tanques –los tanques USA, mira tú por dónde-) y nuestra situación en la que ellos no tenían la calle –ni el palacio de gobernación; sí ya muchas alcaldías importantes- pero sí el poder real, material, financiero, productivo, ideológico, sobre la sociedad civil. Por eso me resultó muy interesante la idea de Toni en su libro: nosotros, los parias, tratábamos de “aflorar a la sociedad civil”. Bueno, esto es lo que desde hace ya años me sugieren estos recuerdos tan difíciles."



[*] Nota personal de Joaquín Miras

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